Una pareja comparte una bañera en una azotea, ambos se miran sin hablarse. Cada uno permanece inmerso en sus pensamientos. Aparentemente no sucede nada, pero en la cabeza de ella no hay otra idea más que huir.
Esta historia nace de la reflexión sobre la incomunicación humana y sobre las dificultades que tenemos para romper con las situaciones que nos hacen daño.